Los gestos cotidianos leídos poéticamente

Desde la Cátedra(1) insistimos en hacerle lugar a la poesía en la vida cotidiana. La poesía que, al decir de Mercedes Calvo(2), «está en la mirada» se concentra en la obra que recomendamos hoy: ASÍ(3).

Nuevamente, entre los dobleces del formato acordeón , Ediciones de la Terraza, nos ofrece  la posibilidad de mirar  «barquitos de naranja«, de descubrir la inocencia de la cebolla o de reprochar que «lo bueno huela mal«.

Luciana Schwarzman nos lleva recorrer sensaciones, nos convida aromas y sabores, nos invita a leer poéticamente tanto el cultivar como el cocinar. Un texto escrito hace unos años que puede acompañar en estos tiempos en que la huerta y la cocina se han convertido en escenarios resignificados por el aislamiento que transitamos. Estos poemas breves juegan un magnífico contrapunto con las Odas de Neruda. Al convidarlos podemos ir al poeta chileno y confrontar sendas cebollas. A la experiencia del cultivo del morrón cantarle la oda al pimiento rojo . O, hundirnos en la fragancia del limonero de don Pablo y, desde allí, dejarlo crecer a nuestros pies, como propone Luciana  ¿Quién sabe? Tal vez algunos adolescentes se atrevan a probar primeras escrituras(4).

En línea estética con el texto literario, el acordeón despliega las obras  de Daniela Arias. Sutiles, las ilustraciones sugieren. Juegan elípticamente con el lector. Lo desafían, con delicadeza, a  construir sus propios significados¡Que de eso se trata leer!, como tantas veces hemos reflexionado.

¡Con los abrazos del poema final, van los augurios de abrazos que ya nos daremos nuevamente!

 

 

(1) Cátedra Libre depende de la Secretaría de Extensión Universitaria (Dirección de Cultura) Universidad Nacional de la Patagonia «San Juan Bosco»

(2) Calvo, M. (2015). El encuentro con la poesía. En Tomar la palabra. La poesía en la escuela. México: Fondo de Cultura Económica

(3) Shwarzman, L. y Arias, D. (2016) Así. Córdoba: Ediciones de la Terraza

(4) siempre recomendables los dos ciclos de los programas SUSURRO Y ALTAVOZ que produjo Canal Encuentro. Disponibles aquí

Como llenarnos la boca de recuerdos

A veces, una palabra, sólo una, alcanza para recuperar sensaciones: sed, camión,  vecinos, abuela, semillas, infancia… Una palabra despliega un abanico de recuerdos y enlaza la infancia propia con la de los que nos suceden en el entramado familiar… SANDÍAS he aquí la palabra, el texto, el libro-objeto que recomendamos hoy.

En «Sandías»(1) la autoría es múltiple: Alexis Comamala propone el texto literario, Jorge Cuello, el visual e, interpretando esa historia, Ediciones de la Terraza la despliega en un formato que apenas cubre la palma de la mano. El libro-objeto, un acordeón de apenas 10 cm x 10 cm, juega paradójicamente con el tamaño y peso de las sandías y también se nos convida en gajos, en cuatro gajos que transitan el arco que va de una infancia a otra.

¿A quiénes convidar este  manjar? Es el desafío que cada mediadora y cada mediador deben sortear a la hora de seleccionar. ¿En qué punto del camino lector está la pequeña comunidad de lectores con quienes compartimos literatura para digerir estas «Sandías»?

Como venimos sosteniendo desde la Cátedra(2) cuando hablamos de lectura no hablamos de descifrar letras o palabras, hablamos de asignar sentidos, de construir significados singulares que amplifiquen el mundo simbólico de cada quien.

«Sandías» rezuma no sólo la frescura ofrecida por esos «mundos rojos» sino también el tránsito por los recuerdos de infancia. Y habrá lectores para quienes las mandarinas dirán más que estas «dormilonas» bajo la cama de los abuelos y habrá quienes transitarán por aquellos universos al perfume de los durazneros florecidos o al llamado de las pleamares que ¡hemos extrañado tanto en estos días de aislamiento!

Queda, entonces, servido el desafío: ¿a quién convidar estas sandías? Y junto a la pregunta  recordar con Clarice Lispector :

Hace unos días vi sobre la mesa una tajada de sandía. Y así, sobre la mesa desnuda, parecía la risa de un loco. Si no fuese por que me resigno a un mundo que me obliga a ser sensata, gritaría de susto ante las alegres monstruosidades de la tierra. Sólo un infante no se espanta: también él es una alegre monstruosidad que se repite desde el comienzo de la historia del hombre. Sólo después viene el miedo, el apaciguamiento del miedo, la negación del miedo, la civilización, al fin y al cabo. Mientras tanto, sobre la mesa desnuda, la tajada chillona de sandía roja. Agradezco a mis ojos porque se siguen asombrando. Aún veré muchas cosas. A decir verdad, aun sin sandía, una mesa desnuda también es algo que merece verse.(3)

 y, sí, aún sin sandía, ¡hay mucho digno de verse poéticamente!

 

(1) Comamala, A. y Cuello, J. (2019). Sandías. Córdoba: Ediciones de la Terraza.

(2) Cátedra Libre de Literatura Infantil y Juvenil (Dirección de Cultura de la Secretaría de Extensión). Universidad Nacional de la Patagonia «San Juan Bosco». Más información aquí

(3) Lispector, C. (2008). Un soplo de vida. Madrid: Siruela pp.72-73

«…igual plantaría mi manzano…»(*)

En tiempos en que nos preguntamos por el mundo, por la fragilidad humana, por el estallido del capitalismo, por nuestras certezas y, también por nuestras dudas, hay gentes que vienen jugándose por la consolidación de otras formas de ciudadanía. Cultivan, en las brechas imperceptibles del sistema, modos de convivencia sustentables y solidarios:  los proyectos culturales con financiamiento colectivo, las licencias Creative Commons. las experiencias de gestión participativa y asociada.

En Córdoba, Ediciones de la Terraza (1)  sostiene un espacio editorial en el que se suman » …a muchos otros proyectos que entienden que la construcción del conocimiento y la cultura es colectiva, y por eso apostamos a que tengan un acceso más libre…»  a ellos. 

En 2017 publicaron la obra que hoy les compartimos: Ojos de mirar y ver con textos de Didi Grau e Ilustraciones de Paula Adamo . Una invitación poética para mirar, para demorarnos en lo que nos rodea y en quienes nos rodean.


 

(*) «Aunque supiera que el mundo se acabara mañana, igual plantaría mi manzano» expresión atribuida a Martin Luther King. 

(1) habitualmente contamos con su participación en las Ferias del Libro de Comodoro Rivadavia (Chubut)