El deseo y la ternura en la infancia

Los seres humanos vivimos sosteniéndonos en el deseo. Cada quien con los propios y todos en búsqueda de aquello que sentimos que nos falta. Keiko Kasza teje esta historia en la tensión entre el deseo, la búsqueda y la falta que deviene en encuentro festivo. Keiko sabe de qué va la cosa con los niños y las niñas.

«Choco encuentra una mamá«(1)es una historia cargada de ternura que da cuenta de tantas experiencias que viven los nuevos en nuestro mundo: las dudas e inquietudes por la identidad, la profunda necesidad de afecto y las búsquedas, de todo orden, motorizadas por el deseo.

Pero, además, como insistimos en cada recomendación de la Cátedra(2),  es un texto literario. Es decir no se trata sólo de la narración de una historia, sino que su status literario está dado por el modo en que está organizado el discurso. Y, en «Choco encuentra una mamá» el discurso se hilvana en forma de retahíla y va concatenando cada respuesta de la potencial mamá con la pregunta a la siguiente posible madre. La autora lleva la búsqueda del pequeño protagonista en un in crescendo angustiante y, luego, da un vuelco de ternura y humor que alcanza un nuevo clímax cuando la señora Oso lo invita a su casa ¡Y allí, la sorpresa para los lectores!

Kasza ha escrito el texto literario y es también la ilustradora de este libro-álbum que interpela al lector con informaciones complementarias(3). Cuando ofrecemos la obra a una comunidad de lectores pequeños, los participantes son requeridos para la construcción de sentidos ya que, tanto el texto literario como el visual, ofrecen lagunas en la información. Lagunas que solicitan lectores activos, dispuestos a fusionar en un solo mensaje los ofrecidos en la doble página donde se  desarrolla la escena.

¡Cuando compartan este texto, sin duda, será un convite exquisito!

(1) Kasza, K. (1993) Choco encuentra una mamá. Bogotá: Editorial Norma S.A.

(2) Cátedra Libre de Literatura Infantil y Juvenil que depende de la Secretaría de Extensión Universitaria (Dirección de Cultura) Universidad Nacional de la Patagonia «San Juan Bosco»

(3) En este sentido son muy valiosos los aportes Teresa Colomer acerca de los Criterios de valoración y selección de libros infantiles y juveniles que desarrolla en el  Capítulo 5 de su “Introducción a la literatura infantil y juvenil actual” publicado por Editorial Síntesis de Madrid en 2014

La poesía: el juego del lenguaje

De entre todos los juegos que nos acompañan tempranamente, sin duda, el lenguaje es el juego primero. Los tarareos y nanas con que nos adormecieron nos regalaron las primeras ficciones. Y aunque no sabíamos qué nos decían, esas palabras nos decían «algo» y éramos hablados por ellas.

Los textos que recomendamos hoy ofrecen juegos diversos. Así «Preguntas«(1) es construido, como tantas charlas con los chicos, desde el interrogante. Y en este caso, la voz poética se cuestiona por el acto de «nombrar» y «ser nombrado». Proponer a los más pequeños que indaguen sobre sus nombres será una invitación a navegar por los pliegues de la propia identidad y habilitará resonancias singulares en cada quien al descubrir o recordar por qué fue nombrado de ese modo.

El juego poético-musical de Caracachumba habilita el encuentro con una estética peculiar que en «Teresa Chiche y Copete«(2) reúne trabalenguas, musicalizados en diferentes géneros populares y condensados en un quodlibet(3) magnífico.

Nos atrevimos con «Fillastrocca delle mani«(4) para que, además de lo que disfrutarán los chicos y chicas, los mediadores experimentemos ¡cuán poco es necesario «entender» a la hora de convidar estos juegos sonoros! Al vivenciar esas sonoridades que dicen algo que no entendemos, podremos entrar en empatía con las vivencias de los bebés que son apapachados con nuestras palabras.

Cerramos la ronda poética de este posteo con una retahíla acumulativa(5) de Tere Remolina una bióloga mexicana que, además de dedicarse a la ciencia, escribió para los chicos. En esta ocasión, volvemos a presentar un texto poético haciendo referencia a obras de pintores que pueden promover búsquedas compartidas, entre adultos y niños,  de cruces estéticos y de intertextualidades. ¿Se animan?

(1) Poema de Mirta Goldberg, incluido en el cd Palabrújula. Buenos Aires: Palabrújula y Colores Universales (2015)

(2) Caracachumba (2002). Me Río de la Plata. Buenos Aires: Gobi Music

(3) El Quodlibet es una composición vocal en la cual se combinan textos y melodías diferentes en simultaneidad.

(4) Retahíla de la tradición oral italiana, incluida en el cd Palabrújula.

(5) Remolina, Tere (1989). El circo que vino de la luna. México: Editoral Amaquemecan. Tomado de Andricaín, R. y Rodríguez, A. (2009). Escuela y Poesía ¿Y qué hago con el poema? Buenos Aires: Lugar Editorial (pp: 43)

Una selección para ¿los más chiquitos?

Desde la Cátedra de Literatura Infantil y Juvenil(1)  sostenemos con convicción que los dos adjetivos, «infantil» y «juvenil», son sólo necesarios para que, quienes acompañan a los niños, adolescentes y jóvenes en el tránsito por los libros, encuentren, en nuestras recomendaciones, un apoyo en los procesos de consolidación de las comunidades de lectores.

Por eso el título de este posteo es interrogativo. La selección que hoy les recomendamos seguramente puede ser disfrutada por los más pequeños de la familia pero son obras de tanta calidad que también provocarán lecturas multiplicadas entre los adultos mediadores.

Así en «La escalera de Pascual«(2)   María Rosa Mo nos ofrece una historia que pone en escena el vínculo con los abuelos (¡una historia necesaria en estos tiempos en que pocos niños pueden estar cerca de los suyos!) y apela sutilmente al pacto de ficción que implica considerar que puede existir una escalera para llegar al cielo y, desde allí, ver a los amigos jugar. Por su parte, el ilustrador (¡nada menos que Istvansch en épocas en las que la digitalización aún era impensable!) diseña las imágenes aprovechando la materialidad del libro de modo tal que, en las páginas impares está el cielo y en las pares lo que sucede en tierra. Un libro que cabe en la palma de la mano y abre un universo estético ¡enorme! Un libro que, como las imágenes muestran, ha sido objeto de lectura en muchas manos infantiles, un libro zarandeado y mordido como todo buen libro que se entrega a los más chiquitos.

La recomendación de hoy incluye una versión de «Duerme, duerme, negrito«(3)que, sin duda, pondrá a cantar en familia un tema que conocemos en otras versiones y que la cineasta Vivienne Barry musicalizó en el proyecto Cantamonitos para la televisión chilena. Es, justamente, en la diversidad de versiones que deseamos poner la mirada ahora. Ya que, si tempranamente ofrecemos la oportunidad de recorrer un texto desde distintas estéticas estamos habilitando reconocer que no hay un sólo modo de mirar y escuchar el mundo en el que vivimos, no hay un sólo modo de expresar lo que cada quien necesita comunicar.

Concluimos con un «cuento silencioso» una historia contada visualmente que invita a los lectores a leer en lo no dicho con palabras. En el papá que aparece en «El armatoste«(4) , es probable, que más de una mamá o un papá o un hermano mayor se encuentren recordando situaciones similares. Es que Leticia Uhalde, autora del guión de esta historia, y  Raúl Fortín, el ilustrador, han podido captar  lo medular de la experiencia lúdica en los niños.  Para ellos es tan importante el proceso de creación del juguete como el ser acompañado por un Otro en ese proceso(5) .

Mientras nos cuidamos, quedándonos en casa, ¡sigamos leyendo!!

 

 

 (1) Cátedra Libre depende de la Secretaría de Extensión Universitaria (Dirección de Cultura) Universidad Nacional de la Patagonia «San Juan Bosco»

(2) Mo, M.R. e  Istvan (1994). La escalera de Pascual. Buenos Aires: Ediciones del Cronopio Azul

(3) Martínez, R. (2018). Duerme, duerme, negrito. Caracas: Ediciones Ekaré

(4) Uhalde, L. y Fortín, R. (1993). El armatoste. Buenos Aires: Ediciones Colihue

(5) recomiendo una entrevista a Luis María Pescetti imprescindible (ver aquí)

 

Hoy: poupurrí poético

Con obstinada frecuencia, al comenzar los talleres o seminarios que ofrecemos desde la Cátedra de Literatura Infantil y Juvenil(1) proponemos convidarnos poesías que tengamos a la mano y, con similar obstinación, vemos que muchos mediadores no tienen conciencia del bagaje poético que los «apapacha»(2).

Hoy ofrecemos una ocasión para recuperar algunos textos de la tradición oral, en una producción  del grupo cordobés Abriendo Rondas que,  a través de versiones musicalizadas de modo impecable, despiertan la memoria emotiva de muchos adultos y «abren la ronda» al juego a los chicos y chicas.

Con el Arrorró, las adivinanzas, con cada trabalenguas o refrán cada familia, ¡todas las familias!, van tejiendo el nido cultural que da abrigo poético a los recién venidos. Cuando los docentes, los bibliotecarios, los promotores de lectura, los autores comienzan a convidar literatura, llegan a un terreno que ya está preparado aún cuando, muchas veces, pareciera que se estaría empezando de cero. Basta escarbar un poquito y veremos ¡cuánto ya está sembrado!

Por supuesto que los y las mediadoras tenemos la responsabilidad de brindar oportunidades para ampliar ese mundo simbólico y, para ello, poner a circular otras obras permitirá lecturas más complejas ¡No sólo lecturas de libros, sobre todo lecturas del mundo! Por ello, en nuestro poupurrí de hoy, también va un poema de Cristina Ramos(3): «El nido» que viene ofrecido en un soporte que connota el texto, sosteniéndolo en ese tipo de diálogos estéticos que caracterizan la obra de la autora.

Una serie de obras narrativas acompañan la canción «En alta mar«. Los títulos pueden sugerir un itinerario a los mediadores que incluye: obras clásicas o textos con base histórica, mitos, libros de humor, libros álbum y libros silenciosos. Como ya hemos dicho, luego, cada mediadora, cada mediador deberá realizar la selección más pertinente para aquellos grupos con los que se vincula estéticamente.

¡Buena selección, entonces!

 

 

 

(1) Esta Cátedra Libre depende de la Secretaría de Extensión Universitaria (Dirección de Cultura) Universidad Nacional de la Patagonia «San Juan Bosco»

(2) apapachar: dar cariño

(3) Recomendamos la lectura de su conferencia «Universos de lo poético y universos del aula» que desarrolló en octubre de 2015 y puede leerse a partir de la página 64 del libro Diálogo entre mediadores de lectura. Algunas reflexiones sobre literatura infantil y juvenil que publicase la Editorial de nuestra Universidad en 2017

De autores y personajes en pugna

En  «Cuento con ogro y princesa«(1), Ricardo Mariño nos ofrece asomarnos al proceso de escritura. Explicita la tarea del escribir como un proceso y nos muestra las dificultades en el tono de humor que constituye una de sus marcas estilísticas. 

Ofrecer   esta obra  tanto a los niños y niñas, como a sus docentes y a los adultos -en este tiempo de tareas digitales(2)puede alivianar la sensación de sentir que «yo no puedo escribir» o « a mí no se me ocurre nada» o, peor, «este chico no puede/no sabe«(3).  Esto es lo que puede leerse desde el inicio del relato en este cuento. Un cuento que se teje desde la voz narrativa del propio autor  que no se resigna a no saber cómo seguir.  

Ese aspecto de la estructura de la obra, también da ocasión para pensar el cuento en clave literaria: el autor, la voz narrativa, los personajes juegan en la trama de la historia rompiendo la lógica de lo esperable, de lo pre-establecido.

La apelación a los  recursos provenientes de la tradición popular: la llamada del héroe, el cumplimiento de la tarea y el regreso triunfal con el logro obtenido y su posterior alteración a través del humor son, sin duda, una puerta para mantener conversaciones literarias con los chicos. Y, hasta para animarlos a inventar otras resoluciones al conflicto de esta historia o para crear otras historias a partir de los cuentos que ya conocemos. ¿Quién se animará?

 

(1) Mariño, R. (1° edic. 10ª reimp 2007). Cuento con ogro y princesa. Buenos Aires: Ediciones Colihue.

(2) decimos «tantas» pues para más de un niño resulta una enorme presión ser demandado a realizar tareas escolares (con formato áulico) desde las pantallitas. Y, también para muchos padres y madres, es agobiante sumar a sus tareas en cuarentena el rol de cuasi-docentes que muchas demandas escolares implican.

(3) y decimos «peor» porque un niño o una niña percibe/sabe/intuye cuando sus adultos no lo creen capaz.